2 de agosto de 2011

VENEZUELA ES UN PAÍS DE ALTO RIESGO


     

      Venezuela es un país de alto riesgo debido a que sus mayores asentamientos poblacionales, se ubican en las zonas de influencia de las amenazas sísmicas; terrenos inundables,  inestables y propensos a movimientos en masas; muy cercanos a los cursos de agua; o en el radio de afectación de ciclones tropicales. Cuenta además, con un importante numero de industrias de hidrocarburos, tendidos de tuberías para el transporte de sus derivados, refinerías y otras actividades fabriles o industriales alrededor de centros poblados, una gran red de arterias viales, grandes represas de agua para su tratamiento en potable y como producción de energía eléctrica, vastas extensiones de bosques y sabanas proclives a incendios forestales; donde todo esto hacen propensa la ocurrencia de emergencias y desastres.
Su historia pasada y reciente ha estado marcada por una serie de eventos desde siglos recientemente pasados y que dejaron un intenso daño a la población, con perdida de vidas humanas y daños materiales de consideración, tales como los  terremotos de Caracas del 26 de marzo de 1812 y el del 29 de julio de 1967, el terremoto de Cariaco en julio de 1997, la severa sequía provocada por el fenómeno de El Niño 1997 – 1998, los aludes torrenciales del Estado Vargas en 1955 y 1999, 2005,  2010 y por otros eventos de menor magnitud pero de mayor frecuencia que reportar pérdidas de vida y bienes materiales cada año en el país.
Está planteada la necesidad de introducir la gestión permanente para la reducción de riesgos de desastres, como política de estado que incorpore la participación de toda la población, así como, la posibilidad de generar una cultura de prevención y atención de desastres en las sociedades; aspecto este que demanda, la intervención de todas las ciencias en permanente sintonía con el trabajo interdisciplinario y transdisciplinario, para abordar el reto de promover en las redes institucionales y comunidad en general una administración del riesgo y administración de desastres adecuadas a las actuales condiciones ambientales, políticas y sociales.